UN CIGARRO Y A MAQUETEAR
Con este ensayo quiero capturar momentos importantes de la rutina del estudiante de Arquitectura Penquista, en este caso yo. Los momentos felices, tristes, de estrés (mucho estrés, a veces demasiado), el ocio entre clases, compartir con los amigos, fumarse un puchito para pasar ese estrés con los compas, esos momentos en los que parece que nada sale pero vas a dar una vuelta para despejar la mente y se te ocurre la mejor idea que de otra forma no hubiera salido, la maldita locomoción colectiva que destruye nuestras maquetas y horas y horas de trabajo que no valen nada y los profes que no tienen piedad con nosotros, pobres almas con las ojeras hasta las rodillas y tratando de no cerrar los ojos en medio de las clases ya que no despertaremos en un par de horas, esos millones que gastamos en cartones, lápices, palos, imprimir, plotear, pegamentos, esos materiales carísimos que te piden para una entrega y que no vuelves a usar nunca mas o esos que como mechón compraste de más y que todavía (ahora en 3ro) te quedan y sigues usando para las entregas.
En fin, lo anterior suena un poco depresivo pero me encanta la carrera, me apasiona diseñar edificaciones y espacios que en el futuro serán útiles para familias, instituciones, los que son invisibles a la sociedad, como los discapacitados (en todas sus variantes) o recuperar patrimonio arquitectónico (algo que me interesa bastante).
